El pasado 9 de enero, mis compas hablaron en Reinventando Albacete (Cadena SER) del Urbanismo táctico y del alto impacto positivo de testear iniciativas a pequeña escala y de bajo coste en la ciudad. La intención inicial era hacer un artículo analizando la importancia de tener una estrategia integral de ciudad que conectase estas actividades y las pudiera evaluar de manera objetiva, pero, dado que la estrategia existe, el análisis ha terminado siendo algo más parecido a un informe breve que pretende responder la siguiente pregunta: ¿Por qué no hay espacio en ella para el Urbanismo Táctico y para la innovación en general?
Albacete tiene una estrategia. La Estrategia de Desarrollo Sostenible e Integrado (EDUSI), desarrollada por el equipo de URVIAL y aprobada por el Ayuntamiento de la ciudad, es un requisito para acceder a una parte del nuevo paquete del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y ;. La idea de la EDUSI es, básicamente, ayudar a entender la ciudad como un sistema, en el que acciones y consecuencias están conectadas, para evitar realizar proyectos contradictorios. Como describiremos a continuación, pensamos que, si bien es un celebrable punto de partida, la EDUSI no consigue este objetivo teórico de eliminar contradicciones.
Hay que llegar a la raíz del asunto para entender que algunos fallos conceptuales de lo que ha acabado siendo la primera EDUSI de Albacete manan directamente de los reglamentos europeo que articula los fondos FEDER, los 1301/2013 y 1303/2013. Estos reglamentos luego son implementados por la Red de Iniciativas Urbanas (RIU), que “traduce” el documento europeo a las necesidades estatales y es la que reparte el dinero asignado entre los municipios que cumplen con los requisitos.
Principalmente se identifican 3 factores en la documentación de la UE que producen confusión en la RIU y finalmente en las autoridades locales:
La Unión Europea quiere que haya una estrategia detrás de lo que financia. Pero lo que financia el FEDER en realidad son programas, es decir, el conjunto de proyectos (que deberían llevar al éxito de la estrategia), en tanto que la financiación se hace en base a Indicadores Materiales (servicios y bienes producidos), es decir: cosas que se pagan y generan una factura.
Fruto de lo descrito en el punto uno, la UE se apresura en definir un Marco de Rendimiento que vincula la calidad del programa a esos “productos”, es decir, quiere tener facturas para justificar gastos. Pero lo razonable sería que la calidad del programa se midiera en cuánto ayuda a conseguir los objetivos de la estrategia establecida. La manera de medir el desarrollo de esos objetivos está bien definida a través de los “Indicadores de Resultado”.
El problema es que los Indicadores Materiales aparecen demasiado definidos en estos documentos: el Anexo II del Reglamento 1303/2013 incluso se atreve a dar algunos ejemplos de indicadores de productividad que deben ser utilizados, como el número de kilómetros de carril bici construidos.
Tanto en los apartados anteriores como en el gráfico inferior, que esperamos sirva de aclaración, hemos decidido utilizar en su lugar el término “Indicadores Materiales”, ya que el término productividad tiene una connotación que tiene que ver más con un resultado que con un producto.
En el gráfico se aprecia mejor la jerarquía de conceptos. Asumimos que la mayoría de conceptos están claros para pasar a definir lo que creemos que está menos claro en la EDUSI de Albacete.
Los indicadores de resultado son los números que nos permiten medir el cambio. Si quiero cambiar mi peso, lo lógico es que el indicador de resultado sea el número de kilos al que quiero llegar. Así está claro si he llegado a mi objetivo, pero además abre otras puertas de conocimiento:
Por seguir con el símil alimentario, dentro del programa “dieta”, un proyecto podría ser “Menú de la semana”, donde una actividad sería una comida, los indicadores materiales serían los ingredientes, y de ahí concluiría el presupuesto que necesito. Es importante apuntar que otros proyectos (como “aprender nuevas recetas”) o programas (como “hacer ejercicio) afectan al mismo Indicador de Resultado (número de kilos al que quiero llegar).
Es más fácil entender ahora que medir el éxito de una estrategia (o programa) en indicadores materiales es absurdo. El número de tomates cherry que he comprado no me va a decir si mi dieta ha sido un éxito.
Ahora que los conceptos están más claros, podemos volver a la EDUSI de Albacete, aunque es necesario recordar que las personas encargadas de su redacción siguieron (salvo en el último caso) los requisitos nacionales impuestos por la RIU, razón por la cuál Albacete accedió a la máxima financiación posible con una Estrategia que, como decimos, nos parece que tiene mucho margen de mejora..
Por deformación profesional y extensión le hemos echado el guante a los indicadores de productividad (sic) de la EDUSI de Albacete que tienen que ver con movilidad, pero invitamos a toda la ciudadanía a consultar el documento. El primer indicador que encontramos vincula la mejora de la movilidad urbana a la cantidad de planes de movilidad, como se puede ver a continuación:
Siguiendo con el simil anterior, esto sería algo así como medir mi cambio de peso con las dietas que me he preparado:
- Cuánto pesas
-Tengo dos dietas. Pero la semana pasada tenía una.
La relación entre el uso no motorizado del espacio urbano y la cantidad de planes de movilidad carece de todo sentido. Es mejor, de hecho, tener un solo plan integrado que planes en paralelo no coordinados. La cantidad de gente que cambia el coche por andar o pedalear dependerá de la calidad de ese plan y no de la cantidad de planes. Un estudio de movilidad habría sido muy útil en estas casillas. Analizar el porcentaje de Albacetenses que conduce y por qué y plantear un valor objetivo (“Estimación” es una palabra que invita al fracaso). De hecho, el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) hace un acercamiento teórico que habría sido interesante desarrollar aquí.
El siguiente factor considera que los coches eléctricos son no solo transporte limpio de por sí, sino además el único transporte limpio posible. El texto que apunta a las bicicletas no llega a materializarse en tabla (lo cuál sería otra vez más algo sencillo partiendo del PMUS, como en el caso anterior).
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La cosa no queda ahí, no obstante. Si medir un incremento (en porcentaje por habitante) de coches eléctricos habría tenido sentido, por lo menos, para medir (qué cosas) el incremento de coches eléctricos, aquí la avezada persona redactora del documento, el alcalde que lo firma y el funcionario europeo que lo aprueba consideran que medir los puntos de carga es suficiente.
Podría haber 0 coches eléctricos en Albacete en 2022. Podría ser que hubiera coches eléctricos y que su consumo fuera mayor que el de los coches de la ciudad hoy en día. Pero tendremos que decir que el objetivo de fomentar el uso del transporte limpio se ha cumplido si hay 4 puntos de carga.
Si lo que quiere hacerse es que haya coches eléctricos, lo lógico habría sido contabilizar el tanto por ciento de vehículos que son eléctricos. No obstante, y ya que esto no garantiza que la energía sea más limpia (la electricidad de mi coche también puede venir de una Fuente productora de contaminantes), lo acertado habría sido vincular este apartado al anterior (haciendo una tabla de vehículos según su capacidad de polución), o a un apartado de calidad del aire.
Suponemos que a estas alturas ya habrás calentado y te imaginarás que 4 km de carril bici se pueden poner de muchas formas, pero pueden tener impacto nulo (o incluso negativo) en la cantidad de ciclistas que recorren la distancia entre las pedanías y la capital. Da miedo pensar que para 2021 nos falten 4 km de carril bici, porque entonces tendrá que aparecer de cualquier manera y en cualquier lugar. Otra vez, el aumento del porcentaje de las personas que eligen un medio sostenible para estos desplazamientos habría sido lo más adecuado.
Por supuesto, había que dejar la perla para el final, aunque en este caso hemos seguido el orden del documento. La calidad del aire que respiramos en la ciudad, que inhalan los jóvenes pulmones de la infancia albaceteña, por lo visto, se mide en una medida de superficie (Hectáreas). Puede que sea el afán tradicional manchego de medir la riqueza en tierras, aunque es de suponer que la tabla ha sido copiada del Indicador anterior, Rehabilitación de Suelo.
Los estándares europeos miden la calidad del aire analizando la cantidad de partículas de los diferentes contaminantes en partes por millón (ppm) o picogramos por metro cúbico (g/m3). Los valores varían en función de los efectos del contaminante. Esa es la base teórica que recomendamos para este apartado.
La calidad del aire se ha identificado en Europa como un problema de salud pública mayor. Solo en el Reino Unido se calcula que mueren 40.000 personas al año en relación con esta contaminación. Muy probablemente los problemas de Albacete relacionados con este fenómeno son de una categoría menor. Pero el rigor en los datos, la identificación del problema real y unos umbrales ambiciosos parecen más apropiados para un documento de envergadura europea que un copia-pega del apartado anterior.
El Urbanismo táctico se basa en cumplir con Indicadores de Resultado deseados con acciones que tienen un alto ratio de beneficio/coste, ya que normalmente están realizadas por colectivos con poco presupuesto, pero que saben muy bien dónde apuntar (en muchas ocasiones contradiciendo e incumpliendo las normativas establecidas por las autoridades). Es pura innovación.
La inclusión de Indicadores Materiales en la estrategia mata toda capacidad de innovación en los programas que deben implementarla, ya que predefine los productos e ignora la necesidad de diseñar el espacio y tiempo en el que se insertan. Es decir, destruye el valor teórico de una estrategia.
No querríamos despedirnos sin incluir una batería de medidas que creemos ayudarían a fomentar la innovación, lo cual equivale a hacer más con menos utilizando el conocimiento.
En cuanto a los dos Indicadores de Resultado hay que decir que el de calidad del aire simplemente no es comprensible. El que se refiere a cantidad de viajeros en transporte público es insuficiente por sí solo, aunque aparece en mejor compañía en la tercera convocatoria emitida por la RIU, cuyos indicadores de resultado parecen más cercanos a una buena definición de movilidad sostenible:
Estas son, a nuestro juicio, las referencias que debería tomar la UE para medir el Marco de Rendimiento, es decir, para evaluar la efectividad de los Programas financiados por el FEDER. Cumplir más resultados con menos materiales es la base de la eficiencia. Es, en definitiva, hacer más con menos.